En el 3 de mayo del 2001, nació la Iglesia Comunitaria El Buen Pastor, Inc., mejor conocida como C.C. El Buen Pastor, al sur de la ciudad de McAllen en el hogar de los Pastores Sara y Rigo Moya junto a sus hijas Saraí y Perla Moya.
La emoción y la alegría de los pastores fue tan grande que empezaron a evangelizar a sus vecinos, amigos y familiares desde las afueras de su hogar. A como los tres o cuatro meses de empezar, ya habían mas de 40 personas que asistían el culto al aire libre que se vio la necesidad de rentar un local. Los pastores encontraron un local al norte de dicha ciudad ya que ese era el que se ajustaba a el presupuesto. Esta localización causo que se perdiera mucha gente ya que solo 12 personas siguieron el ministerio en esta localidad. Fue entonces que se hicieron unas bolsitas de galletitas horneadas con un mensaje que decía “Cristo te Ama” y que incluía la dirección del local. Se evangelizo de calle a calle y en menos de cuatro meses ya estaba lleno aquel lugar.
Nuevamente los pastores se vieron en la necesidad de buscar otro local y se instalaron al centro de McAllen donde pudieron acomodar a mas gente. Este cambio, igual al anterior, causo que gente no pudiera asistir en esta localidad. A los ocho meses, esta localidad de nuevo se lleno y en un martes de oración, Dios le dio una señal a los pastores de que tenían que construir y cambiar de localidad una vez más.
Para ese entonces los Pastores Sara y Rigo Moya ya habían juntado diez mil dólares de diezmos y ofrendas que andaban guardando cuidadosamente para cuando se ofreciera comprar un terreno. Los pastores y hermanos de la iglesia luego se dieron la tarea de buscar un terreno y fue ahí donde encontraron la locación donde actualmente estamos. En ese tiempo los hermanos andaban muy felices ya que no sabían que los pastores andaban guardando los diezmos y las ofrendas para un terreno. Esos diez mil dólares fueron usados como enganche.
Dios obro muchos milagros para poder construir este templo. En ese tiempo los pastores y la iglesia no tenían las finanzas ni el crédito para poder construir un local tan grande. Un día por la mañana los pastores se fueran a desayunar a un restaurante a cuál nunca habían ido y ahí se encontraron con el señor Roberto Cavazos quien era un constructor primo del pastor Rigo. El señor Cavazos los miro entrar al restaurante y los invito a sentarse a su mesa. Ahí le menciono a los pastores que escucho que habían comenzado una obra para el Señor Jesucristo y les ofreció sus servicios gratis. De igual manera, les ayudo con el banco ya que el conoció al director y le pidió de favor ayude con lo del crédito para poder construir el edificio y así paso.
Esta localidad tiene capacidad para trecientas personas, pero cuando llegamos, solamente la fila de mero adelante era la que se llenaba entre todos. Eran cuarenta personas entre adultos y niños. Como la pastora recuerda, el pastor Rigo se agarró la cabeza y dijo, ¿Cómo vamos a llenar un lugar tan grande? Pero para nuestro Dios no hay nada imposible y le damos la gloria al Señor por que actualmente tenemos anexos, salones de clases, y nuestro santuario donde ya no cavemos otra vez y espéranos que pronto Dios obre otra vez un milagro para que nos de un lugar más grande para seguir alabando y adorando su nombre.